Por: Edith Hernández Venegas
Cuetzalan…
La combinación de historia, cultura, sabor, olor,
color y diversión es posible cuando se trata de un Pueblo mágico, en este caso,
de Cuetzalan del Progreso, Puebla (México).
Cuetzalan
es una localidad que pertenece a la parte noroeste del Estado de Puebla, se
encuentra a una distancia de aproximadamente de 284 km de la Ciudad de México. Tiene
una superficie de 135.22 kilómetros. Al Norte colinda con Jonotla y Tenampulco;
al Este, con Ayotoxco de Guerrero y Tlatlauquitepec; al Sur, con Zacapoaxtla y
al Oeste, con Zoquiapan.
El nombre se forma por las raíces náhuatl "quetzalli": Cosa brillante,
hermosa; "lan": junto,
cerca, que significa: “Junto a las aves
preciosas llamadas quetzal”. De acuerdo testimonios de los tatas, cuentan que sus abuelos les
decían acerca de la existencia de estas bellas aves, inclusive debían tributo
al imperio tenochca que consistía en plumas de quetzal. (Puebla, 2014)
El 4 de Octubre de 1986 Cuetzalan es elevada a la
categoría de ciudad, siendo gobernador el Lic. Guillermo Jiménez Morales. Y por
decreto del Congreso del estado de Puebla se declara Cuetzalan ciudad típica y
monumental. (México, 2014) Actualmente, el
Gobernador es Rafael Moreno Valle y el Presidente Municipal es Oscar Paula
Cruz.
La riqueza orográfica que tiene el municipio
pertenece a dos regiones morfológicas; cota 1000 (llamada así porque se
levanta a dicha distancia sobre el nivel del mar) hacia el sur, la sierra de
Puebla de la cual asciende al norte al declive de Golfo. Sus sierras
comprenden desde grandes o pequeñas altiplanicies intermontañas, numerosas
chimeneas volcánicas y lomas aisladas, con características particulares como
con picos más o menos alineados. Formada también por distintas cuencas
parciales de los ríos que desembocan en el Golfo de México características
por sus ríos jóvenes e impetuosos, con una gran cantidad de caídas.
La variedad de flora y fauna que alimenta las
tierras de Cuetzalan es bastante amplia. Comprende desde el bosque mesófilo
de montaña y especies arbóreas de liquidámbar. El color que llena la alegría
del pueblo, sin duda, son las flores, las orquídeas, alcatraces, azalias,
hortencias y “gachupinas” aunque se desconoce el nombre auténtico de esta
última. Su vida animal ha sufrido una pérdida de especies, pero aun así es
ampliamente viva por especies que se pueden encontrar como: aves primavera,
clarín, jilguero, dominicos, esmeraldas, azules, calandrias, huitlacoches;
ardillas, tejones, tuza; serpientes como coralillo, voladoras, nauyaca,
mazacuate y huehuetzin; así como zorrillos, tlacuaches y armadillos.
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Una
visita, una huella.
Los
lugares que llenan de este pueblo mágico son sin duda alguna, la zona
arqueológica de Yohualichan, sus vestigios Totonacas, templos idolitos,
cerámica y juego de pelota lo convierten en una gran belleza histórica y
resaltan las raíces de nuestro México. Las grutas que se pueden encontrar en
este sitio son la Atepolihui, Cohuatichan, Chichicazapan y Chivostoc, esta
última una de las más pequeñas pero no menos importante, al estar a unos pasos
se puede percibir un cambio totalmente drástico de temperatura, en un segundo
se puede sentir el calor que llevó a ella y de momento, sentir una brisa fría que hace dudar si ponerse
suéter o no. Si estás de un lado o del otro.
El mercado de artesanías, donde se puede comprar
desde un llaverito de quetzal, una pluma, cuadernos reciclados, diccionarios de
español-náhuatl (porque se debe mencionar que la lengua que prevalece y que
gran parte de los lugareños hablan, es el náhuatl), unos aretes, pulseras,
collares, blusas bordadas, rebozos hechos de telar de pedal y cintura, dulces,
hasta un delicioso licor de caña.
El centro
es una variedad de esencias. Desde la señora que vende los típicos molotes, con su singular oferta de una
orden (4 molotitos) por 10 pesos. El señor de la fruta que tiene su música a un volumen
alto sin temor a que los policías lo desalojen. La vista de la iglesia es sin igual, frente a la gran entrada de madera se ubica el palo en el que los
voladores hacen su ritual. Danzan unos 5 minutos aproximadamente, y se dejan
caer a la vez que hacen malabares con su cuerpo, algunos giran, otros estiran
sus brazos y dejan sentir el clima templado que es típico de Cuetzalan por las
tardes. Estas escenas se pueden percibir por los lugareños, que aunque tengan
años viendo este evento, aún lo consideran hermoso y se toman su tiempo para
estar sentados alrededor de la plaza. Apreciado por turistas que, según el Director de
Turismo Nahúm Salomón Ortuño Zamora, el mayor número de turistas procede del
Distrito Federal, unos más de Puebla y muy pocos de otros estados.
La cantidad de turistas que pueden llegar al
pueblo, comprende de unos 5 mil, quienes deciden hospedarse en los
hoteles, cabañas o acampar en los lugares que rodean el centro.
Desafortunadamente el cupo hotelero consta de 3 mil, las alternativas
de acampar ayudan a que la gente no se vaya y goce una experiencia en familia,
pareja o personal. El Turismo en Cuetzan aumenta cada año, no hay fecha en la
que no se tenga una población llena, esto ayuda al comercio y la economía
interna del pueblo.
Las estrategias que posee el turismo en este Pueblo
Mágico es esto mismo, conservar la esencia de un pueblo, de no meter industria
extranjera, no a los hoteles que no ayuden a la identidad de los lugareños.
Conservar las artesanías hechas por los nativos de la población, mantener el
comercio y así mejorar la calidad de vida de quienes viven y dan vida al sitio.
La
calidez humana.
Las danzas, las costumbres, la comida, la música,
las artesanías y principalmente el calor de bienvenida que brinda Cuetzalan es
tan cómodo que no se puede gozar un fin de semana, da para mucho más.
Rocío Antonio Posada, estudiante de Psicología y
empleada en el mercado de artesanías de Cuetzalan, no cambiaría su tierra, sólo
si fuera necesario radicar en otra ciudad por motivos laborales, mas no le
quita nada a Cuetzalan. Amable espera a que los turistas conozcan el gran
comercio que existe en el mercado.
Jonathan García Velázquez lleva ya 2 años dando
recorridos por los lugares característicos del pueblo, las cascadas, las
grutas, zona arqueológica, talleres de cera, telares de cintura, entre otros.
Está feliz de poder mostrar a la gente que conozca, que se divierta y que se
enamore de Cuetzalan.
El señor
Eugenio Méndez Nava, el único artesano de trabajos en cera que está en la
localidad asumen una sencillez a pesar de tantos reconocimientos. Laboran con
él más de 8 personas, con quienes invierte tiempo y aprendizaje, porque una
vela puede ser simple pero ellos las funden y hacen de la cera más que un arte,
desde diminutas figuras hasta el matrimonio a tamaño real con cara, brazos y
piernas totalmente de cera. No presume su trabajo, simplemente continúa con un
gusto que tuvo desde pequeño.
Leticia
Guerrero, artesana del telar de cintura, lleva más de 30 años con esta tradición.
Ahí, las niñas aprenden desde los 9 años a tejer con el telar de cintura o
pedal. Invierte más de 8 horas del día a su trabajo, su pasión por resaltar
Cuetzalan en una prenda, los colores y los bordados que plasman son trabajos de
más de una semana, tan sólo en un rebozo. No le molesta, no le incomoda, quizá
canse un poco, porque el esfuerzo es bastante, pero orgullosa de que su tierra
aun conserve estas tradiciones.
Pascual, biólogo y empleado para recorridos en La
Reserva Azul de Cuetzalan, destaca la habilidad y el conocimiento que tiene por
la flora en el pueblo. Conoce desde las más de 100 especies que se pueden
encontrar en un solo árbol, plantas comestibles, plantas venenosas, desde cómo
armar un vaso con la hoja de elefante y beber del manantial, hasta hacer del
omequilit un desodorante o bien, mencionar las plantas que se utilizaban como
detergentes y que hoy en día son utilizadas en anticonceptivos de laboratorio.
Saborear un Xocoyolilo (corazón ácido) que es un tallo de planta y mantiene un
rico sabor a limón. Dar el valor que tenían los helechos arbóreos que se solían
utilizar en las construcciones de las casas.
El Dr. Luis Enrique González, Director general de
la Reserva Azul de Cuetzalan no pierde su calor humano, sencillo y alegre
transporta a los turistas al viaje de la reserva cafetalera. Consciente de su
tierra, conserva aún su lengua, el náhuatl, una persona preparada debe respetar
también su lengua, su identidad. Al igual que Nahúm de turismo, considera que
no se debe perder la esencia del pueblo, no permitir que las empresas extranjeras entren en el municipio, dar el calor de bienvenida a los turistas para que
regresen, quizá solos o con más, pero que regresen y se enamoren un poco más de
Cuetzalan.
Para
poder llegar a este hermoso pueblo existen dos alternativas. Tomar el camino
con automóvil sobre la carretera México-Puebla, en promedio aproximado de 3 horas
con 43 minutos. La otra alternativa es transporte público. De la terminal de
autobuses Tapo que se encuentra
saliendo del metro San Lázaro, se puede comprar un viaje directo a Cuetzalan,
el camión hace distintas paradas, pasa por Libres, Zaragoza y finalmente
Cuetzalan. El promedio del transcurso en autobús es de 6 horas.
Para ser
un Pueblo mágico, es demasiado rico. No sólo destaca su cultura, sino su vida,
su alegría y el clima se disfruta con el calor del sol por la mañana, el goce
templado de la tarde y la neblina que baja por las noches. Cuetzalan, más que
mágico es la raíz de un pueblo.
Fotografías: Sarahi Andraca
Ivan Josué Canela